Diogo Jota Murió hace 11 días, ahora un Testigo Rompió su silencio
El Silencio Que Rompió la Noche: El Testimonio Inédito del Único Testigo del Trágico Accidente de Diogo Jota
Imagina una carretera solitaria en plena madrugada, el cielo aún oscuro y un silencio que parece eterno hasta que un estruendo rompe la calma.
Esa fue la escena que presenció José Alexo Duarte, un camionero que, sin saberlo, se convertiría en el único testigo presencial del accidente que acabó con la vida de Diogo Jota, estrella del Liverpool y figura clave de la selección portuguesa.
José conducía su camión por la A52, cerca de Ourense, cuando vio pasar un Lamborghini Huracán verde, brillante y con matrícula inglesa.
Dentro iban dos hombres, tranquilos y serios: Diogo Jota y su hermano André.

Según relata, ambos circulaban a velocidad normal y sin conductas imprudentes.
Cinco minutos después, una llamada de otro conductor alertó a José sobre un coche envuelto en llamas en la cuneta.
Al regresar al lugar, lo que encontró fue una escena dantesca: el Lamborghini completamente envuelto en fuego.
Armado con un extintor, José intentó apagar las llamas, pero era inútil.
En ese momento, no sabía que la persona atrapada en ese infierno era Diogo Jota, un jugador con una carrera en ascenso, padre de tres hijos y recién casado con Rute Cardoso, con quien había prometido amor eterno solo días antes.
La confirmación llegó al día siguiente, cuando otro camionero le informó la terrible verdad.
La sangre se le heló al recordar la calma con la que había visto pasar aquel coche minutos antes.
Desde entonces, ese recuerdo lo persigue cada noche, no solo como un trauma, sino como una responsabilidad.
José decidió apoyar a la familia, especialmente a Rute y a los tres niños que aún no comprenden la ausencia de su padre.
Aunque José no es parte del mundo del fútbol, conocía a Diogo Jota por su nombre y su fama.

Para él, reconocer a un futbolista de ese calibre significa que ese jugador había trascendido el deporte y había llegado a hogares donde el fútbol ni siquiera es tema habitual.
Saber que Diogo viajaba en ese coche y que había muerto en el accidente fue un golpe duro que cambió su perspectiva de la vida.
El relato de José no habla de goles ni títulos, sino de vidas humanas rotas.
Describe cómo el neumático explotó, provocando la tragedia, y cómo ni la velocidad ni la imprudencia tuvieron que ver en el fatal desenlace.
Su testimonio es un llamado a no dejarse llevar por teorías infundadas o acusaciones sin fundamento que solo buscan sensacionalismo.
José también comparte el impacto que le causaron las reacciones del mundo del fútbol, especialmente las palabras de figuras como Cristiano Ronaldo y Jürgen Klopp.
Para él, esos mensajes de condolencia y dolor reflejan que, más allá del deporte, todos compartían un sentimiento de pérdida profunda.
Esa conexión humana, dice, es lo que hace que su testimonio tenga un peso especial.
Desde aquella noche, José no solo ha vivido con el dolor de haber visto la tragedia en primera persona, sino que ha buscado estar cerca de la familia, ofreciendo apoyo moral a Rute y a los padres de los hermanos Jota.
Siente que es su deber contar la verdad para honrar la memoria de Diogo y evitar que se difundan falsas versiones sobre lo ocurrido.

El camionero critica duramente a los medios que, según él, manipularon la información y difundieron rumores sobre una supuesta imprudencia.
“Yo estuve ahí, vi cómo pasó todo. No fue exceso de velocidad, fue un accidente mecánico”, afirma con convicción.
Su testimonio es un llamado a respetar a la familia y a no cargar culpas donde no las hay.
Además, José reflexiona sobre el legado de Diogo Jota, un joven que llegó lejos gracias a su esfuerzo y humildad, un chico de pueblo que se convirtió en un símbolo para muchos portugueses.
La pérdida de alguien así, con una familia joven y una carrera prometedora, es una herida que no se cierra fácilmente.
El testimonio de José Alexo Duarte pone rostro humano a una tragedia que el mundo del fútbol todavía intenta asimilar.
No se trata solo de la muerte de un jugador, sino de la historia de un hombre, un hermano, un esposo y un padre que dejó un vacío imposible de llenar.
En el memorial de Anfield, donde se retirará para siempre el dorsal 20 de Liverpool, José siente una mezcla de orgullo y tristeza.
El homenaje es hermoso, pero el precio pagado fue demasiado alto.
Su relato es un puente entre el dolor de la familia, el del fútbol y el de quienes estuvieron allí, en la carretera, viendo cómo todo se desvanecía en llamas.

Finalmente, José lanza un mensaje claro y sincero a la familia de Diogo: “Lo siento, intenté hacer todo lo posible, estoy con ustedes aunque no nos conozcamos”.
Con el corazón en la mano, este hombre común se convierte en la voz de una tragedia que marcó a millones y que merece ser escuchada con respeto y verdad.
Este relato no solo invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y las consecuencias de un accidente inesperado, sino que también exige justicia para la memoria de Diogo Jota y la dignidad para su familia.
La voz de José Alexo Duarte rompe el silencio y nos recuerda que detrás de cada noticia hay personas reales, con historias que merecen ser contadas con honestidad y humanidad.