¡LA VERDAD SALE A LA LUZ! A sus 70 años, la viuda de Sandro confiesa lo que millones sospechaban desde su muerte
¡LO SABÍAMOS! La esposa de Sandro rompe el silencio y admite lo que por años se negó a aceptar
Olga Garaventa, la viuda de Sandro, ha vivido todos estos años bajo la sombra de una leyenda.

Su matrimonio con el artista fue constantemente cuestionado por la prensa y por los fans que siempre vieron a Sandro como el eterno galán imposible de atar.
Pero ahora, con la serenidad que da la edad y la presión que ya no existe, decidió contar su verdad.
Y lo que dijo fue un golpe directo al corazón de los seguidores más fieles del Gitano.
En una entrevista exclusiva para un medio argentino, Olga admitió por primera vez que durante gran parte de su relación con Sandro, él seguía teniendo contacto sentimental con una mujer de su pasado.
Sí, una vieja llama que nunca se apagó del todo, y que, según sus propias palabras, “formaba parte de su vida más íntima, aunque en silencio”.
Olga explicó que durante años hizo como si no supiera nada, pero que en el fondo, siempre lo supo.
“Él la amaba… no más que a mí, pero de una forma distinta.
Una parte suya siempre le perteneció”, confesó con voz entrecortada.
Esta revelación sacude todo lo que se conocía sobre la vida privada de Sandro.
¿Quién era esa mujer? ¿Por qué nunca fue mencionada públicamente? Aunque Olga no dio nombres concretos, algunos medios ya están especulando que podría tratarse de una exnovia de la juventud del cantante, con la que mantuvo contacto por carta y llamadas esporádicas incluso después de casarse.
Una historia que parece sacada de una novela, pero que ahora cobra sentido con las palabras de su esposa.
Pero eso no fue lo único que admitió.
Olga también reconoció que Sandro no quería ser internado durante sus últimos días, y que accedió a someterse al trasplante de pulmón más por presión médica y familiar que por convicción propia.
“Él quería morir en su casa, con su bata, entre sus cosas, con su música.
No le gustaban los hospitales, los detestaba.
Pero yo tenía miedo de perderlo, y decidí por él.
Hoy, no sé si hice bien”, dijo con una tristeza evidente.
La confesión tocó fibras profundas.
Porque no solo confirmó que el cantante arrastraba una historia de amor paralela, sino que también murió sintiéndose traicionado por las decisiones que otros tomaron en su nombre.
“Nunca me lo dijo en palabras, pero sus ojos cambiaron después de entrar a ese hospital.
Yo lo sabía… y no pude revertirlo”, añadió.
Esta serie de declaraciones ha generado un terremoto mediático.

Las redes sociales se llenaron de mensajes de sorpresa, indignación, tristeza y hasta comprensión.
Algunos fanáticos aplauden la valentía de Olga por contar su verdad, mientras que otros la critican por manchar la imagen de Sandro tantos años después de su muerte.
Pero para ella, esto no es una venganza ni una revancha: es simplemente un acto de sinceridad.
“Ya no tengo nada que ocultar.
Y él tampoco”, cerró.
Curiosamente, tras estas revelaciones, algunos objetos personales del cantante fueron retirados del museo que lleva su nombre, lo que despertó aún más sospechas.
¿Están intentando borrar rastros de esa otra mujer? ¿Habrá más cosas por descubrir? Lo cierto es que Olga dejó la puerta abierta: “No todo está dicho.
Pero lo más importante ya no lo puedo callar”.
Este testimonio, a más de una década de la partida de Sandro, confirma lo que muchos sospechaban: que detrás del ídolo, del showman, del amante eterno del “público femenino”, había un ser humano roto, dividido entre lo que quería y lo que debía hacer.
Y que su esposa, esa figura muchas veces opacada, guardó durante años un secreto que hoy cambia todo.
Porque la verdad, aunque tarde, siempre llega.
Y cuando lo hace, lo cambia todo para siempre.